"Hagan todo lo que Él les diga" - Las Bienaventuranzas

 "Hagan todo lo que Él les diga"




En esta  reflexión haré referencia  a una frase en la que  nuestra querida Madre la Virgen María exhorta  la humanidad de todos los tiempos «Hagan todo lo que él les diga». (Jn. 2, 5b)
Uno de los pasajes bíblicos más bellos que  habla de quien es Dios y quienes son sus hijos, es aquel en el que Mateo relata las bienaventuranzas. Es un pasaje profundo donde el Dios encarnado, Jesús, abre su corazón divino y ama, como sólo sabe hacerlo Dios,  a  una multitud de personas presentes allí,  y en ellos a la humanidad de  todos los tiempos. Palabras del único Dios vivo, que con mucha compasión y misericordia, señala y exhorta un  camino que Dios quiere que vivamos en nuestra cotidianidad de la vida. 
 Es un texto sublime, que revela el camino la felicidad para que todo hombre viva personal y comunitariamente, en el presente actual, (que por las limitaciones propias del hombre es aún incompleta), con la promesa de ser vivida plenamente en la eternidad.

 Presente y futuro  escatológico aparecen en estas bienaventuranzas. Es el "ya y todavía no" en el que profundizaremos continuando esta reflexión.

Este texto bíblico  sintetiza la mayor expresión  de amor de Dios para sus hijos: los pequeños , humildes, sencillos, enfermos, marginados,  con miserias y pecados, que se encuentran abiertos a la gracia que fluyen de esas Palabras que pronuncia Jesús.

Para adentrarse en la reflexión, es conveniente realizar una lectura contemplativa del texto y, a través de la imaginación, situarse entre los privilegiados oyentes de aquel momento histórico.

El texto dice así: "Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: 
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. 
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. 
Felices los afligidos, porque serán consolados. 
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. 
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. 
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. 
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron." (Mt. 5, 1-12)

Una vez más, Jesús toma la iniciativa. Él mira la multitud que lo sigue y toma la decisión de subirse a una montaña para poder ser visto  y ser escuchado por todos. Parece que Jesús quiere que todos presten atención, pues algo importante quiere transmitir. Al  igual que Moisés, que sube a una montaña para recibir las leyes sagradas de Dios, con las que el  pueblo judío debe seguir su camino hasta llegar a la tierra prometida: "El Señor dijo a Moisés: «Sube hasta mí, a la montaña, y quédate aquí. Yo te daré las tablas de piedra, con la ley y los mandamientos, que escribí para instruirlos»" (Ex. 24, 14).  Jesús va a pronunciar también unas bienaventuranzas,  Palabras  de vida, que vienen de la Voluntad del Padre, que no se contradicen con la ley recibida por Moisés, sino que la completan y revelan su verdadero sentido  para llegar a la vida eterna: la nueva tierra prometida.

Se puede afirmar, que este es un momento histórico  culmen de la prédica  de Jesús en su vida pública. 
Luego de subir al monte "se sentó" en lo alto de la montaña, transformando ese lugar en tierra Santa, tal como lo hizo Dios Padre en el Sinaí,  para poder pronunciarse.  El Señorío de Jesús se manifiesta con signos simples y sencillos. No necesita "marketing" para expresarse, todo lo hace por Amor y compasión de todos a aquellos que los siguen buscando paz, sanidad espiritual y corporal. Jesús con sus signos y posturas sabe ubicarse como Dios y al mismo tiempo como el siervo fiel que se brinda por completo a quienes lo necesitan y aceptan.

Los discípulos que siempre lo seguían, los mas cercanos, se acercan a Jesús con más proximidad que la multitud, ellos llevan ya un camino recorrido, un proceso hecho con el Señor y no deben perderse ningún detalle de lo que Jesús va a decir. Jesús no desprecia  ni margina a nadie,  pero quienes  dicen ser discípulos,  deben seguir al Señor con más radicalidad y decisión en lo que el Maestro enseña, para poder hacer vida y dar testimonio de lo que han visto y oído, pues ellos serán luego, con la ayuda y gracia del Espíritu Santo, quienes deberán también enseñar a las multitudes. Jesús no pierde detalle alguno y prepara todo para un momento especial que no pude pasar desapercibido. Por  ello la elección de la montaña, el sentarse en lo alto, la cercanía  de los discípulos y la multitud que quiere escucharlo y también seguirlo, aunque su seguimiento sea por ahora buscando alivios circunstanciales a sus necesidades personales, que Jesús también atiende.

Jesús va a pronunciarse con palabras que van a transcender el presente histórico de los oyentes,  para abarcar a todas las generaciones , llegando a ellas desde sus particularidades 

Algo que impresiona de de las bienaventuranzas es que el "Felices"  que pronuncia Jesús esta escrito en tiempo presente. Hoy es posible dicha felicidad. Y luego viene la recompensa  actual y escatológica para aquel que hace experiencia profunda de lo que propone Jesús, cualquiera sea  las circunstancias de vida que toquen transitar.

Ahora unos detalles importantes de las bienaventuranzas de Mateo:

Felices (tiempo presente: felices hoy) los que tienen alma de pobres (actitud para hacerla carne y vivirla en el hoy), porque a ellos le pertenece el reino de los cielos (la promesa que se vive en tiempo actual y en plenitud en la vida eterna)

Felices (tiempo presente: felices hoy) los pacientes (actitud para hacerla carne y vivirla en el hoy) , porque recibirán la tierra en herencia. (la promesa que se vive en tiempo actual y en plenitud en la vida eterna)

Felices (tiempo presente: felices hoy) los afligidos (realidad vivida  actual), porque serán consolados.  (la promesa que se vive en tiempo actual y en plenitud en la vida eterna)

Felices (tiempo presente: felices hoy) los que tienen hambre y sed de justicia (realidad vivida  actual), porque serán saciados. (la promesa que se vive en tiempo actual y en plenitud en la vida eterna)

Felices  (tiempo presente: felices hoy) los misericordiosos (actitud para hacerla carne y vivirla en el hoy), porque obtendrán misericordia.(la promesa que se vive en tiempo actual y en plenitud en la vida eterna)

Felices (tiempo presente: felices hoy) los que tienen el corazón puro (actitud para hacerla carne y vivirla en el hoy), porque verán a Dios. (la promesa que se vive en tiempo actual y en plenitud en la vida eterna)

Felices (tiempo presente: felices hoy) los que trabajan por la paz (actitud para hacerla carne y vivirla en el hoy), porque serán llamados hijos de Dios.(la promesa que se vive en tiempo actual y en plenitud en la vida eterna)

Felices (tiempo presente: felices hoy) los que son perseguidos por practicar la justicia (realidad vivida  actual), porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.(la promesa que se vive en tiempo actual y en plenitud en la vida eterna)

Felices (tiempo presente: felices hoy) ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.(realidad vivida  actual)
Alégrense y regocíjense entonces ( alegrarse y regocijarse hoy en tiempo presente), porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo(la promesa que se vive en tiempo actual y en plenitud en la vida eterna); de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.(realidad vivida  actual)"

Se puede ver que en cada bienaventuranza el ser "Felices" o el "Alégrense" se escriben en tiempo presente, para que hoy se realice dicha experiencia, ya sea llevando adelante las acciones propuestas o experimentando las realidades de la vida con un corazón abierto al misterio de Dios. Encontrar la felicidad en la experiencia  del hoy  y también en la vida eterna de forma plena. Aquí esta el "ya y todavía no " escatológico del que hablamos al principio de esta reflexión.

Las bienaventuranzas hacen experimentar la compasión, la paciencia, el consuelo, la justicia, la misericordia, la solidaridad, el anuncio del reino, la pureza de corazón, aunque se padezcan insultos y persecuciones. Todas estas experiencias nos harán felices en  la medida que entramos en comunión con Dios y a través de Él con los demás. Los frutos de estas vivencias que nos propone experimentar Jesús son la fraternidad en la convivencia con otros, con quienes formamos comunidades. Es allí donde puede fructificar y crecer, para salir al encuentro de otros que están esperando este mensaje de consuelo y alegría que el Señor  propone. Muchos son los que necesitan estas Palabras de felicidad, por ello la necesidad de que, por el mismo amor recibido, sean  acercadas  sin temor.


La propuesta que realiza Jesús es para todos, si el hombre quiere  ser un  cristiano no puede olvidarse de estas bienaventuranzas, básicas para acercarse al Reino de Dios. Si se las rechaza, no realizará la verdadera felicidad actual y comprometerá la vida eterna.

El rechazo o desconocimiento de estas Palabras llenas de amor, conllevan el peligro de buscar la felicidad por otros medios que provocan sufrimientos y la muerte: el placer descontrolado, la lujuria, la, la violencia, las drogas, la manipulación de la vida, la idolatría, el hedonismo  ideologías que empobrecen y promueven una vida indigna, el consumismo, etc.

Es notable el contraste entre vivir lo que nos propone Jesús (La felicidad garantizada) y no vivir sus enseñanzas (la infelicidad garantizada). 


Podemos preguntarnos acerca de cuánto estamos viviendo las bienaventuranzas. Si seguimos a Jesús y nos acercamos a él como los discípulos y la gente en la montaña, podremos experimentar cada una de ellas, en un proceso que el mismo Jesús nos acompañará, en el ahora y hasta su plenitud en la vida eterna.
Las bienaventuranzas sólo pueden ser vividas desde la gracia  de Dios. Por la sola voluntad propia no es posible. Es necesaria la acción del Espíritu Santo en los  corazones de los  hombres y de los pueblos.

En definitiva, Jesús nos da la llave  de la verdadera felicidad que solo viene de Dios. Nada en este mundo puede proporcionárnosla. Lo que ofrece el mundo, son experiencias que aparecen saludables pero son esporádicas, pasajeras, que se esfuman  y nos dejan vacíos, insatisfechos. Mas que felicidad, el mundo nos propone momentos de satisfacciones. El punto es que, si el hombre queda sólo con esas satisfacciones, se encuentra nuevamente al inicio de sus búsquedas existenciales profundas. Las bienaventuranzas  revelan las claves del sentido de la vida para la humanidad de todos los tiempos.

Nos queda pedirle a nuestra Madre del Cielo, la Virgen María,  nos ayude a escuchar y hacer lo que Jesús nos dice y enseña.


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