La alianza mesiánica de Jesús y María desde el misterio de la encarnación de Nuestro Señor Jesucristo

La alianza mesiánica de Jesús y María desde el  misterio de la encarnación de Nuestro Señor Jesucristo. 






Es necesario iniciar esta pequeña reflexión, para acercarnos al misterio de la alianza mesiánica de Jesús y María, desde la comprensión de los textos bíblicos que relatan la encarnación de Jesús.
Texto bíblico

" En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». Lc. 1,26-33





Comentario



María, una muchacha humilde de la ciudad de Nazaret, pura y preservada por Dios, sin mancha, sin el pecado original con que todo ser humano nace. Ella es la elegida por Dios para que en su seno materno sea concebido y se encarne la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Dios vivo hecho hombre: Jesús. Un Ángel del Señor que se corporizó por voluntad de Dios se aparece a María para saludarla con esta palabras: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Cuanta profundidad y revelación poseen estas palabras. La alegría no es la alegría humana que cotidianamente experimentamos por situaciones meramente humanas. Esta Alegría es dada por Dios a María como gracia, fruto de su Amor, de donde sólo puede derramarse tan profunda Alegría. María recibe el favor gratuito de Dios con mucha humildad y aceptación de ser la persona elegida para llevar tan grandioso misterio: el Dios encarnado. Un Dios único, real que quiere ser cercano al hombre concreto, creación suya.

María en su experiencia de encuentro con el Amor de Dios, que la elige, se siente "desconcertada", asombrada, del accionar de Dios hacia una criatura como es ella. María es consiente de quien es y de quien es Dios. Por ello el desconcierto, el asombro a tan sublime Amor, que nunca podrá ser comprendido o entendido por una persona. Pero María aunque no pudiera comprender en su mente y su corazón tan grande misterio, lo recibe humildemente. María confía en el obrar de Dios que siempre nos supera, y trasciende nuestra humana realidad. Por ello María no está asustada, o con miedo alguno. El misterios de Dios encarnado que el Ángel le transmite, la trasciende. No podría ser de otra forma. Pero María confía en estas palabras sin dudar, con fe en Dios.

Texto Bíblico

"María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó." (Lc. 1, 34-38)
Comentario

La pregunta de María, es casi obvia y necesaria de hacer. La concepción del Dios encarnado, no se realiza con la relación con otro hombre, como normalmente sucede. María no ha tenido relación alguna con un hombre. Por ello el Ángel le contestará: " el Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra". María confiada en Dios por el saludo inicial, no duda en aceptar el misterio de la encarnación que se le es anunciado: Jesús el Hijo de Dios vivo y Dios a la vez será concebido por el Espíritu Santo en el seno materno de María. "Porque nada es imposible para Dios" Esta frase da a María la certeza de que la voluntad de Dios se realizará. María humildemente sabe escuchar la voluntad de Dios y cree sin duda alguna en ella, por ello su respuesta será: " Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mi su voluntad" María sabe y tiene la certeza de que la propuesta que le hace Dios es para el bien de toda la humanidad. Jesús, Dios encarnado, "será grande y será llamado hijo del Altísimo...y su reino no tendrá fin". Jesús, Dios hecho hombre, es el gran misterio de salvación para toda la humanidad. Y el "si", libre, gratuito, confiado, esperanzado y valiente de María abre la puerta, para que nuestro Señor Jesucristo entre en la historia de la humanidad para ser redimida de sus pecados y ganarle la vida eterna, que el mismo hombre perdió alejándose de su Creador.

Cuanto Amor de Dios a derramado a la humanidad en este hecho histórico y real que sucedió hace 2000 años en una ciudad pequeña de Nazaret. Un hecho que cambió todo el designio de la humanidad perdida en sus debilidades y miserias. Dios interviene en la historia del hombre para poder amarlo como Él quiere, dando todo, no guardándose nada. Dios Ama como Dios Ama y no como el hombre. Y se ha encarnado para enseñarnos a Amar como Él Ama con la ayuda de su gracia.

Gracias María por tu "si" a los designios de Dios para toda la humanidad de todos los tiempos.
La alianza mesiánica de Jesús y María 




Todo esto nos lleva a reflexionar que desde el primer momento de la concepción de Jesús, por obra del Espíritu santo, el momento de la encarnación del Dios vivo para salvación de toda la humanidad, se produce el misterio divino de la alianza mesiánica entre Jesús y María. María lleva en su seno al hijo de Dios y su corazón esta unido al de su Hijo. Esta alianza mesiánica podemos visibilizarla en el siguiente texto de Lucas:
Texto Bíblico

"En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. "Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todo poderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre»." Lc. 1, 39-55
Comentario

María lleva en su Seno a Jesús, e impulsada por el Espíritu Santo que su Hijo le trasmite por voluntad del Padre, parte sin demora a servir , para ayudar a su prima Isabel que se encuentra encinta en su sexto mes. María primer Cáliz de Jesús, sale a servir, por que Dios encarnado vino a servir y a donarse a los demás. María inicia por Jesús, a través de sus actos, la misión mesiánica salvadora para toda la humanidad, a partir de ese encuentro que va a tener con su prima Isabel. En ese encuentro Juan el hijo de Isabel que lleva en su seno , experimenta a Dios vivo encarnado y salta de alegría. Una alegría que sólo viene del la experiencia cercana y profunda con Jesús el salvador.: "Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno." Jesús que se da gratuitamente a Juan y lo hace experimentar la Alegría que sólo puede él trasmitirla por voluntad del Padre a través del Espíritu Santo. Podemos decir que Juan es el primer discípulo de Jesús, quien va a ir adelantarse de Jesús, para preparar su camino, para el inicio de la predica del Reino de Dios a todos los hombres: "Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos" Lc. 1, 76. Podemos ver entonces cuan unidos están los corazones de Jesús y María en una alianza mesiánica. Por ello podemos ver como Isabel recibe a María reconociéndola Madre del Salvador: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?" Y María llena del espíritu Santo responde a ese amor que Jesús en su seno materno le comunica su corazón: "«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre»"

Cuanta conexión hay entre los corazones de María y Jesús. Y así será durante toda la vida terrena de Jesús y luego resucitado, la alianza mesiánica entre ellos. Siempre María guardando las cosas que Jesús le revelaba con sus palabras y milagros en su corazón, para luego ser la Madre de todos los hombres siendo fiel al mandato de Jesús por voluntad del Padre: "Al ver a la madre y cerca de ella al discípulos a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa." Jn. 19, 26-27 

María continúa junto a los discípulos de Jesús la misión mesiánica de anunciar el reino a todos los hombres sin excluir a nadie. María va a ser el sostén de los discípulos en la tierra para que la misión que Jesús les encomendó tenga continuidad. María después de su asunción a los cielos, sigue intercediendo a su Hijo amado, por cada uno de nosotros, gracias a esa unión de sus corazones, gracias a esa alianza mesiánica que se inició desde el momento de la concepción de Jesús en el seno maternal de María por obra del Espíritu Santo.

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