La Guardiana de nuestra fe - el mal

 La Guardina de nuestra fe - el mal



Ya he hablado de la aparición de María en "el Cajas" - Ecuador a una Joven, Patricia Talbot, quien recibió en un tiempo muchos mensajes de María. Para esta nueva reflexión me baso en algunos de los mensajes privados que el Padre Ricardo Mártensen, reproduce en su libro "Al final Dios triunfará sobre todas las cosas" (editorial de la Palabra de Dios, Bs As, 1997).
La Virgen María le reveló en un mensaje privado a Patricia, el nombre de esta nueva advocación: "Guardiana de la fe"

No es fácil abordar un tema tan delicado y fuerte. El mal es algo que podemos percibir y experimentar en nuestra realidad existencial, personal y comunitariamente. Comunidades, ciudades, países y el mundo se ven afectadas. Dios no lo quiere y ha vencido al mal por la pasión, muerte  en la Cruz y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. sin embargo, pareciera que su victoria ha sido en vano, ante una lectura  reducida de este misterio de Dios.

La palabra de Dios nos muestra esta victoria gloriosa de nuestro Señor, muerto y resucitado: "Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu" (Jn 19,30)"..."María[Magdalena] se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo». Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!». Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de 

¿Pero porqué existe el mal a pesar  de esta victoria gloriosa y eterna?

Aquí debemos tener en cuenta dos puntos clave: el mal en si ( el demonio) y la libertad del hombre.
"La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: «¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?». La mujer le respondió: «Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: «No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte». La serpiente dijo a la mujer: «No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal»." (Gn 2, 1-5) 

Podemos ver que la mujer y el varón, ambos tentados, poseen la libertad dada por Dios: "Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín". Dios los ha creado a su imagen y semejanza y por ello gozan de tal libertad: "Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo». Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer." (Gn 1, 26-27) por ello, es imposible rechazar la libertad del hombre, pues es algo intrínseco a él dado por Dios.  El hombre es capaz de tomar sus propias decisiones y decidir sus propias acciones, para hacer el bien o el mal.

En los pasajes bíblicos antes citados, según muchos biblistas, la serpiente representa al demonio, aquel que tiene la capacidad  de tentar al hombre, para alejarlo de Dios y de sus mandatos que lo protegen y garantizan su felicidad: "Dios nos ha dicho: «No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte». " 

Pero el tentador les tendió una trampa "«No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal» Aquí, el mentiroso los tienta, primero, para renegar de si mismos de su condición de criaturas de Dios, protegidos y amados. Y luego de rechazar lo que son, los invita y seduce a ser dioses, dueños del conocimiento del bien y el mal. Este desprecio de si mismos como criaturas, y esta pretensión de querer ser Dios, rompen la alianza que Dios había entablado con ellos y los conduce a la  muerte. Sin embargo, a pesar de este  agravio a su Amor por parte de toda la humanidad de todos los tiempos, enviará a su propio Hijo para salvar al hombre y a hacer Victoria sobre el mal.

Actualmente el demonio sigue procediendo de igual manera, con cada varón y cada mujer de este mundo. Lo hace con muchas artimañas y propuestas seductoras que nos llevan a despreciarnos y renegar de lo que realmente somos: hijos amados de Dios, creados a su imagen y semejanza. Así, una vez vacíos de del propio ser y de Dios, alejarnos totalmente  de su Amor y misericordia y sucumbir  a la muerte. 

Esta pérdida del ser es presentada como algo placentero y verdadero, en contra de la existencia real de Dios de su Verdad sobre Él y nosotros. Para revertir esto es necesario que la humanidad se convierta  y acepte la propuesta del Dios vivo, de lo contrario el hombre vaga por el mundo sin rumbo. Tiene la libertad para abrirse al misterio de Dios o para negarlo. Puede elegir el Amor y gracia que Dios gratuitamente da al mundo para el bienestar de todos,  o  negar a Dios y dejar lugar en su corazón a las tentaciones del demonio. 
 El bien  viene de la presencia viva de Dios. El demonio se vale de las  debilidades naturales propias del hombre, para hacerlo caer en pecado y a través de este dañarlo hasta la muerte: "«No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte»."

Para realizar su acción en el mundo, Dios elige involucrar al hombre. Respeta tanto la libertad, que sólo puede actuar en nuestros corazones, en la medida que lo dejamos.

 Sólo recibiendo el Reino de Dios, el Amor incondicional y fiel de su Hijo, el hombre se hace capaz por la gracia de Dios,  de alejar y combatir día a día el mal que lo acecha. Dios quiere transformar nuestro ser con su Amor. Por él somos  salvados  y protegidos del maligno, y del mal destructivo que promueve. 
Mientras  tanto, esperamos la segunda venida  de Jesús al mundo (la parusía) donde definitivamente todo hombre podrá ver la victoria que Jesús consumó con su muerte en la Cruz y resurrección. En ese momento no será ya necesario el hombre  como intermediario y servidor fiel para testimoniar y llevar a otros el mensaje del Dios vivo: "Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado." (Mt 28, 18-20a). Porque, en su segunda venida el Dios vivo estará presenté en la humanidad entera: "Porque la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado. Ella nos enseña a rechazar la impiedad y las concupiscencias del mundo, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús. (Tit.2, 11-13)

Hasta aquí un introducción muy breve de la libertad del hombre; el mal existente, el bien que sólo viene de Dios y actúa en el presente; y  la manifestación definitiva en la tierra de su Victoria. 

Como nos decía María en sus mensajes " Al final Dios triunfará sobre todas las cosas", y entre esas cosas, por supuesto, esta el mal.

Dice María: "Han llegado tiempos de gran tribulación y la oscuridad de la fe de mis pequeños, habita en el mundo. En estos tiempo es cuando Satanás los tentará, pero no teman mis pequeños, yo estoy con ustedes... los tiempos son cortos y el dolor de mi Hijo persiste porque cada uno de ustedes, mis pequeños,  trata de sobresalir y no de ser humilde, ni de hacer las cosas por amor a Dios ni a mi, su Madre."

María nos revela y constata estos tiempos en que vivimos actualmente, llenos  de tribulaciones que nos afectan, a unos más que a otros. Su amor materno invita y exhorta a no  tener miedo, a no caer en la desesperanza que el tentador desea para el hombre. El mal quiere seducir al hombre  a través de las superficialidades del mundo de hoy, para impedir a  toda costa que se reconozca hijo de Dios y alejarlo de Él. La Madre  advierte por qué a Satanás se le facilitan sus propósitos destructivos: por la falta  de humildad: "Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha," (Mt, 6, 6) y al no hacer las cosas por amor a  Dios: "Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará." (Mt. 6,17-18) 

"Ustedes no tienen que ser del mundo sino de Dios. En este mundo de odio tienen que poner amor. Los tiempos anunciados están cerca. Hijos míos, ha empezado el tiempo más duro, pero la fe de ustedes será más fuerte. Oren una vez por semana juntos"


María dice claramente que no hay que ser del mundo, es decir dejar  de lado las cosas paganas que llevan por caminos de incertidumbre, soledad, y sufrimientos. "Porque, aunque vivimos en la carne [en el mundo], no combatimos con medios carnales[del mundo].(2 Cor. 10, 3)" "No amen al mundo ni las cosas mundanas. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo es concupiscencia de la carne, codicia de los ojos y ostentación de riqueza. Todo esto no viene del Padre, sino del mundo." (1Jn 2, 15-16) Es en el mundo actual de hoy donde falta amor,  donde se debe llevar amor, pero no amando lo que genera el mundo disociado del amor verdadero de Dios. 

Es la fe en Dios  la que pondrá de pie a los hombres para salvarlos en  las circunstancias de dolor que genera el mundo. "Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz»." (Lc 7, 50)
Y por finalmente  María recuerda un elemento vital para hacer frente el odio del mundo y que se imponga el amor: la oración. "Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá." (Mt. 7, 7-8)


"Así  como la serpiente se arrastra por la tierra, el hombre se arrastra por el pecado. Los hombres se dejan llevar más por el mundo que por el reino de Dios.  A pesar  de mis  bendiciones muchos se han olvidado de Dios"

Una expresión muy fuerte el dejarse arrastrar por el mundo como lo hacen las serpientes. María vuelve a poner en el hombre la responsabilidad de la libertad de vivir o no de forma deshumanizada, arrastrándose. "Así dejaremos de ser niños, sacudidos por las olas y arrastrados por el viento de cualquier doctrina, a merced de la malicia de los hombres y de su astucia para enseñar el error." (Ef. 4,14)
Nos interpela a caminar erguidos como hijos dignos de Dios: "Por el contrario, viviendo en la verdad y en el amor, crezcamos plenamente, unidos a Cristo. El es la Cabeza, y de él, todo el Cuerpo recibe unidad y cohesión, gracias a los ligamentos que lo vivifican y a la acción armoniosa de todos los miembros. Así el Cuerpo crece y se edifica en el amor."  (Ef. 4, 15-16).

María recuerda que el mal existe y solo el bien que proviene de Dios puede sacar al hombre de las trampas que el demonio coloca en cada momento de la vida, aprovechándose de las debilidades humanas. Es por ello que exhorta a  vivir unidos al amor de Dios,  de lo contario se sufre mucho y se hace sufrir mucho más a otros. Por ello hay que amar como nos exhorta San Pablo: "Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios." (Ef, 6, 11, 17)

María desde una visión de la historia de salvación del hombre, expresa en sus mensajes algunos de los logros que el demonio va realizando en la cultura actual: la sexualidad antes del matrimonio, el divorcio, el aborto, los sacrificios de niños y abusos sexuales en sectas,  modas que esclavizan por el materialismo y el dinero para exhibir el cuerpo, olvidando que el mismo es templo del Espíritu Santo. Las músicas satánicas que se imponen en la moda y las nuevas culturas que ofenden a Dios y a la misma Virgen María, llegando al punto de idolatrar a Satanás, la droga que promueve escenas sexuales en niños  obligándolos a realizarlo. Todos estos pecados seran juzgados por  la justicia divina de Dios. Confrontar con "Al final Dios triunfará con las cosas" Padre Ricaardo L Mártesen, editorial la palabra de Dios, 1997,  pág. 80-82. 

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