La Virgen de Medjugorje -Reconciliación

La Virgen de Medjugorje - Reconciliación



La confesión es en la vida actual algo muy controversial y hasta rechazado. ¿Cómo confesar mis pecados a un sacerdote tan humano y pecador como yo? Quizás esta sea una pregunta muy superficial y nos aleje de este sacramento santo dado por Jesús para poder purificarnos y salvarnos.

En esta reflexión queremos  profundizar sobre este sacramento tan importante para nuestro caminar por la vida haciendo el bien, tal como lo hacía Jesús, en íntima comunión con el Padre. Este sacramento nos permite recibir la gracia necesaria que nos santifica y nos hace más cercanos al Amor.

La Madre en uno de sus mensajes privados a los  videntes en Medjugore dice: “Hijos si no os confesáis mensualmente, será muy difícil para vosotros convertiros”; Oren así: .“Señor, líbrame de mi pecado escondido”...  “durante la oración, Dios os llena, os transforma”.

En estas expresiones de la Virgen María hay algunas pistas para poder indagar y reflexionar sobre el sacramento de la reconciliación.

El Beato Carlo Acutis, decia esta sencilla frase sobre la confesión, a la que él iba con frecuencia durante su corta vida: "Igual que para viajar en globo hay que descargar peso, también el alma para elevarse al cielo necesita quitarse de encima los pequeños pesos que son los pecados veniales" Esto mismo nos quiere decir la Virgen María cuando nos exhorta a la confesión frecuente para convertirnos y alcanzar el cielo.

Dicen acerca del Padre Pio de Pietrelcina:  "Confesar es su principal vocación, la que le permite apaciguar su insaciable sed de almas. Desea ser considerado exclusivamente como confesor... Su confesionario es más que una cátedra, más que un tribunal, es una clínica para las almas. Acoge a los penitentes de diversas maneras, según las necesidades de cada uno y sin plan preconcebido. Abre los brazos a éste en una exuberancia de alegría, diciéndole de dónde viene aún antes de que haya abierto la boca. Y a otros los llena de reproches, los amonesta y hasta los trata con rudeza. A algunos se niega a recibirlos y les dice que vuelvan más adelante, cuando estén mejor preparados. La misma afabilidad, la misma sonrisa de bienvenida, la misma severidad se prodiga al sabio, al personaje, al paisano humilde e ignorante." (información sacada de http://webcatolicodejavier.org/PadrePioConfesion.html el 22/10/2020)

La Virgen nos dice que oremos pidiendo que el Señor nos libre del "pecado escondido". El Padre Pio tenía un don especial para hacer ir al penitente a lo profundo del corazón y encontrar la raíz de los pecados,  a arrepentirse de ellos, para que la reconciliación con Jesús fuera genuina, verdadera y real.  No es un detalle menor la cantidad de personas que acudían a él para recibir el sacramento. Pues todos salían con la certeza en el corazón de haber sido redimidos, perdonados, reconciliados con Dios y con la Iglesia  de Cristo. 

El padre Pio ayudaba a conseguir un arrepentimiento sincero y no dejar nada en lo profundo del corazón, ningún "pecado escondido"  que estuviera siendo obstáculo al amor misericordioso de Dios.

Cuántas veces Jesús  durante su vida terrena perdonó los pecados, por la fe, el amor, por la humildad y apertura  de corazón, para conducir a un camino de Santidad progresivo.
 María nos plantea la necesidad de la reconciliación por lo menos una vez al mes  para nuestro proceso de Santidad, para convertirnos realmente. Hay una cita bíblica que nos habla de este proceso de conversión progresiva. "Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara. El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerla saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: «¿Ves algo?». El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: «Veo hombres, como si fueran árboles que caminan». Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad." (Mc.8, 22-25) Podemos ver como Jesús va de apoco, con la paciencia y Amor que solo Él puede tener asistir a este ciego que va experimentando un proceso de sanidad a medida que va reconociendo y dejando penetrar a Jesús dentro de su corazón. Del mismo modo Jesús nos va sanando en cada instancia de reconciliación que experimentamos a través del sacramento.

El sacramento de la reconciliación permite aliviar el alma de nuestras caídas y prepararla para un encuentro más profundo con Dios en nuestras vidas cotidianas. Para poder llegar a ese momento de gracia que nos ofrece este sacramento, es necesario la oración, que ayuda a ver con claridad y profundidad todo nuestro ser y todas nuestras acciones hechas desde el amor y aquellas hechas desde otro lugar, el de  nuestras debilidades humanas: egoísmo, vanidad, orgullo, pereza, comodidad, indiferencia, lujuria etc, de las que se vale el demonio para propiciarnos pecar y destruirnos a nosotros y a aquellos con quienes convivimos. Es la oración la que nos fortalece el espíritu  y la que nos impulsa a ponernos de cara a Dios y mostrarle con sencillez y humildad todo lo que somos, para ser fortalecidos y perdonados.

A través de este sacramento, efectivamente nos encontramos con nuestro Señor Jesucristo que  nos abraza con su amor misericordioso, para reconciliarnos con Dios, con la Iglesia y con nosotros mismos. Cuánta paz recibimos de Él en ese momento. Paz que nos conduce a amar a los otros como él nos amó. También nos permite reconocer a Jesús como nuestro Salvador. Recordemos al buen ladrón: "Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». El le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso»." (Lc, 23 39-43)

El papa Francisco nos cuenta siempre con que frecuencia recurre al confesionario actualmente. También ha expresado un testimonio suyo sobre el sacramento: "en una confesión pude tener un encuentro profundo con nuestro señor Jesucristo que me cambió totalmente la vida, experimente cuanto amor tiene el por mi a pesar de mis miserias". 

De esto se trata el recibir el sacramento, el de encontrarnos profundamente con la misericordia de Dios que nos cambia radicalmente la manera de vivir junto a otros, para darnos gratuitamente sirviendo y ofreciendo la  vida,  especialmente con los mas necesitados.

Que María nos acompañe y siga intercediendo para que cada uno pueda hacer esa experiencia de Amor en el sacramento de la reconciliación que tanto necesitamos en nuestras vidas como discípulos.




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