María nos enseña a rezar, misterios gozosos

 María nos enseña a rezar, misterios gozosos

En esta reflexión contemplaremos los misterios gozosos.




Primer Misterio, el anuncio del Ángel Gabriel a María que va a ser la Madre del salvador dela humanidad: Jesús.

" En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». Lc. 1,26-3

María, una muchacha humilde de la ciudad de Nazaret, pura y preservada por Dios, sin mancha, sin el pecado original con que todo ser humano nace. Ella es la elegida por Dios para que en su seno materno sea concebido y se encarne la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Dios vivo hecho hombre: Jesús. Un Ángel del Señor que se corporizó por voluntad de Dios se aparece a María para saludarla con esta palabras: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Cuanta profundidad y revelación poseen estas palabras. La alegría no es la alegría humana que cotidianamente experimentamos por situaciones meramente humanas. Esta Alegría es dada por Dios a María como gracia, fruto de su Amor, de donde sólo puede derramarse tan profunda Alegría. María recibe el favor gratuito de Dios con mucha humildad y aceptación de ser la persona elegida para llevar tan grandioso misterio: el Dios encarnado. Un Dios único, real que quiere ser cercano al hombre concreto, creación suya.

María en su experiencia de encuentro con el Amor de Dios, que la elige, se siente "desconcertada", asombrada, del accionar de Dios hacia una criatura como es ella. María es consiente de quien es y de quien es Dios. Por ello el desconcierto, el asombro a tan sublime Amor, que nunca podrá ser comprendido o entendido por una persona. Pero María aunque no pudiera comprender en su mente y su corazón tan grande misterio, lo recibe humildemente. María confía en el obrar de Dios que siempre nos supera, y trasciende nuestra humana realidad. Por ello María no está asustada, o con miedo alguno. El misterios de Dios encarnado que el Ángel le transmite, la trasciende. No podría ser de otra forma. Pero María confía en estas palabras sin dudar, con fe en Dios.

"María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó." Lc. 1, 34-38

La pregunta de María, es casi obvia y necesaria de hacer. La concepción del Dios encarnado, no se realiza con la relación con otro hombre, como normalmente sucede. María no ha tenido relación alguna con un hombre. Por ello el Ángel le contestará: " el Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra". María confiada en Dios por el saludo inicial, no duda en aceptar el misterio de la encarnación que se le es anunciado: Jesús el Hijo de Dios vivo y Dios a la vez será concebido por el Espíritu Santo en el seno materno de María. "Porque nada es imposible para Dios" Esta frase da a María la certeza de que la voluntad de Dios se realizará. María humildemente sabe escuchar la voluntad de Dios y cree sin duda alguna en ella, por ello su respuesta será: " Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mi su voluntad" María sabe y tiene la certeza de que la propuesta que le hace Dios es para el bien de toda la humanidad. Jesús, Dios encarnado, "será grande y será llamado hijo del Altísimo...y su reino no tendrá fin". Jesús, Dios hecho hombre, es el gran misterio de salvación para toda la humanidad. Y el "si", libre, gratuito, confiado, esperanzado y valiente de María abre la puerta, para que nuestro Señor Jesucristo entre en la historia de la humanidad para ser redimida de sus pecados y ganarle la vida eterna, que el mismo hombre perdió alejándose de su Creador.

Cuanto Amor de Dios a derramado a la humanidad en este hecho histórico y real que sucedió hace 2000 años en una ciudad pequeña de Nazaret. Un hecho que cambió todo el designio de la humanidad perdida en sus debilidades y miserias. Dios interviene en la historia del hombre para poder amarlo como Él quiere, dando todo, no guardándose nada. Dios Ama como Dios Ama y no como el hombre. Y se ha encarnado para enseñarnos a Amar como Él Ama con la ayuda de su gracia.


Segundo misterio, María embarazada va servir a su prima Isabel:

"En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. "Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todo poderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre»." Lc. 1, 39-55

María lleva en su Seno a Jesús, e impulsada por el Espíritu Santo que su Hijo le trasmite por voluntad del Padre, parte sin demora a servir , para ayudar a su prima Isabel que se encuentra encinta en su sexto mes. María primer Cáliz de Jesús, sale a servir, por que Dios encarnado vino a servir y a donarse a los demás. María inicia por Jesús, a través de sus actos, la misión mesiánica salvadora para toda la humanidad, a partir de ese encuentro que va a tener con su prima Isabel. En ese encuentro Juan el hijo de Isabel que lleva en su seno , experimenta a Dios vivo encarnado y salta de alegría. Una alegría que sólo viene del la experiencia cercana y profunda con Jesús el salvador.: "Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno." Jesús que se da gratuitamente a Juan y lo hace experimentar la Alegría que sólo puede él trasmitirla por voluntad del Padre a través del Espíritu Santo. Podemos decir que Juan es el primer discípulo de Jesús, quien va a ir adelantarse de Jesús, para preparar su camino, para el inicio de la predica del Reino de Dios a todos los hombres: "Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos" Lc. 1, 76. Podemos ver entonces cuan unidos están los corazones de Jesús y María en una alianza mesiánica. Por ello podemos ver como Isabel recibe a María reconociéndola Madre del Salvador: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?" Y María llena del espíritu Santo responde a ese amor que Jesús en su seno materno le comunica su corazón: "«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre»"

Tercer misterio, el nacimiento del Señor Jesucristo:

"En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Angel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor." (Lc 2, 1-11)

En este pasaje bíblico de San Lucas, nos presenta el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Es impresionante el relato, porque el Salvador de los hombres no tiene albergue donde nacer. María y José deben aceptar un establo para poder estar en un lugar y esperar el nacimiento inminente de Jesús. Sin embargo a pesar de estas circunstancias tan difíciles que tuvieron que pasar, María con su amor maternal hace que ese establo sea acogedor y lleno de Amor que el Espíritu Santo le ha derramado en su corazón: "María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue." Dios a querido que su Hijo, el Verbo encarnado, naciera en un lugar humilde y pobre. Lo material no es lo que resalta sino la presencia divina del salvador de la humanidad. Jesús es lo importante, todo lo demás queda en segundo plano. Es a Él quien los hombres deben reconocer y para ello se necesita de un corazón sencillo y  humilde, tal  cual es el lugar del nacimiento: un pesebre en un establo.
También el texto nos habla de unos pastores a quienes el Ángel les anuncia la buena noticia: "Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.". Los pastores eran personas muy sencillas y humildes que realizaban la tarea de cuidar los rebaños. Es necesario que el hombre tenga estas características para poder creer en la venida del Salvador, de lo contrario Jesús pasará desapercibido por su vida.

Cuarto misterio, Jesús es presentado en el templo:


"Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Angel lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos». Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casa en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén." (Lc. 2, 25-38)

Este texto que nos acerca San Lucas, primeramente nos relata sobre quien era un hombre llamado Simeón, quien conducido por el Espíritu Santo reconoce al niño Jesús como el Salvador. No es el hombre que por si mismo es capaz de reconocer a Jesús. Es necesaria la presencia del Espíritu Santo en el corazón su corazón, como sucedía con Simeón. Tanto Simeón como Ana profetizan impulsados e inspirados por el Espíritu Santo. No sólo reconocen a Jesús y lo alaban sino que Simeón le profetiza a María que va a sufrir mucho, pues Jesús va atener que morir por toda la humanidad: "«Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón.". María guardaba todos estos sucesos en su corazón, aún cuando eran no muy alentadores. Tenía la confianza puesta en Dios que la acompañaría a transitar aquel difícil momento. Dios no deja al hombre sólo, muchas veces manda signos para ir advirtiéndolo y acompañándolo en la vida. Es necesario saber leer los signos de los tiempos que Dios va revelando a cada hombre y a la humanidad, para que,  como lo hizo María en su momento,  lo transite con el Corazón confiado en Él.

Quinto Misterio, Jesús niño se encuentra en el Templo haciendo la voluntad del Padre


"Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acababa la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que los oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». Ellos no entendieron lo que les decía." (Lc 2, 39-50)

Aparentemente Jesús se encuentra perdido para María y José. Pero es encontrado en el templo hablando con los doctores de la Ley. María y José preocupados y afligidos naturalmente le preguntaron:" «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto?" , pero Jesús le contestó: "«¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?».". Jesús niño sabe desde siempre que debe ser fiel al mandato de su Padre: anunciar el Reino. María y José todavía no comprenden estas palabras. El hombre debe saber que cuando Jesús habla a través de su Palabra siempre está anunciando el Reino y dando las pautas para poder llegar a él. El texto no nos dice de que hablaba Jesús niño con los doctores de la ley, pero si nos dice que quedaban maravillados por su sabiduría y conocimiento. El hombre que sabe escuchar también queda maravillado por las Palabras de Jesús.


Para rezar se contempla cada misterios y se reza un Padre Nuestro , diez Ave María y un Gloria

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